Tu "huella digital" también contamina: ¿Cómo reducir el impacto online?

Cuando hablamos de contaminación, solemos pensar en el humo de las fábricas, los plásticos en los océanos o la deforestación. Pero ¿sabías que cada vez que envías un correo electrónico, realizas una búsqueda en internet o almacenas datos en la nube también estás generando emisiones de CO₂? 

La era digital nos ha facilitado la vida, pero tiene un coste ambiental que muchas veces pasa desapercibido. Los servidores y centros de datos que mantienen internet en funcionamiento necesitan una enorme cantidad de energía, en muchas ocasiones procedente de fuentes no renovables. 

Aunque no podemos prescindir de la tecnología, sí podemos usarla de manera más sostenible. A continuación, te dejamos algunos hábitos sencillos que pueden marcar la diferencia: 

Limpia tu bandeja de entrada: Los correos electrónicos almacenados ocupan espacio en servidores que consumen energía. Eliminar correos antiguos y darse de baja de newsletters innecesarias ayuda a reducir el consumo.

Evita el streaming innecesario: Ver vídeos en alta resolución requiere mucha energía. Si sabes que verás una película o serie varias veces, puedes descargar el contenido en lugar de reproducirlo cada vez. Reducir la calidad del streaming cuando no sea imprescindible también puede ayudar.

Usa buscadores ecológicos: Algunas plataformas, como Ecosia, plantan árboles con los beneficios generados por las búsquedas.

Apaga y desconecta los dispositivos: Cuando no estés utilizando tu ordenador o móvil, apágalo o ponlo en modo ahorro de energía.

Reduce el uso de la nube: Guardar archivos en la nube consume más energía de lo que parece. Siempre que sea posible, almacena documentos importantes en discos duros externos o en tu propio dispositivo.

Prolonga la vida útil de tus dispositivos: Cambiar de móvil u ordenador cada pocos años tiene un gran impacto ambiental. Repara, actualiza y aprovecha al máximo tus aparatos antes de sustituirlos.

Internet ha cambiado la forma en que vivimos, trabajamos y nos comunicamos, pero eso no significa que no podamos hacerlo más sostenible. Pequeños gestos como reducir el uso del correo electrónico, optimizar la forma en que consumimos contenido digital o cuidar nuestros dispositivos pueden ayudar a disminuir nuestra huella digital.

Ahora que ya lo sabes, ¿aceptas el reto de navegar de manera más responsable? 



Segunda vida para tus aparatos electrónicos
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